Avalon

Avalon

lunes, 6 de mayo de 2019

Primera puerta, el encuentro con un amigo


Abandonado a mi suerte, me adentre en el castillo, sentí miedo, por un momento me arrepentí de no haber traído mi navaja conmigo, pero recordé que Yui me había dicho que no la necesitaría así que trate de calmarme y confiar en su palabra (y me costó bastante tomar esa decisión ya que no acostumbro a confiar en nadie, pero como Emrys dijo.. “este es un nuevo camino”, así que empezar a confiar en los demás era parte de lo que incluía iniciar esta cruzada).

Mire alrededor, lo único que alcance a ver fue el fuego que ardía en una enorme chimenea de piedra que se encontraba en uno de los muros y tres alfombras en el suelo, caminé hacia la chimenea y me senté en la alfombra que se encontraba más cerca del fuego.

No tarde mucho en darme cuenta de dos cosas, la primera, que no había alguna otra puerta que condujera a alguna otra habitación o fuera del castillo más que la puerta por donde había entrado,  y lo segundo (que me incomodó bastante al principio), había un extraordinario y aterrador silencio, es más, ni siquiera el fuego chasqueaba. Este castillo si que hace honor a su nombre – pensé.
Aunque la mayor parte de mi vida he buscado mantenerme alejado de los demás y estar sólo con mi propia compañía, nunca me había sentido tan sólo como lo estaba experimentado en esos momentos.
En eso estaba sumergido en mis pensamientos cuando de repente, a mis espaldas, el sonido de una voz familiar hizo que me sobresaltara.

Hola Micael – dijo la voz.

Me di la vuelta y me sorprendí al ver a mi mejor amigo Conrad (un amigo que conocí en una de mis etapas de adiestramiento en las artes de caballería que, aunque no vivimos ya en esos tiempos pero se fueron trasmitiendo entre generaciones para que no desaparecieran).

Conrad – dije con voz entrecortada – ni siquiera me percate de tu presencia ¿Qué haces en este lugar?
Lo mismo que tú mi querido amigo: buscando la puerta de salida – me respondió.

Miré a mi alrededor nuevamente.

No veo ninguna otra puerta que la de entrada, supongo que podríamos salir por ahí – dije señalando la puerta por la que había entrado.

Si regresas por esa puerta no podrás avanzar a lo que sigue y, nadie puede ver la siguiente puerta hasta que comprende – dijo Conrad – cuando comprendas lo que hay en esta habitación, podrás ver la puerta que conduce a la siguiente y así seguir avanzando.

Definitivamente espero comprenderlo para seguir adelante – dije- aunque me sorprende verte aquí. Había escuchado que estabas en otra cruzada.

Eso es lo que les digo a todos siempre que viajo por el sendero de la verdad – me explicó Conrad – mis conocidos y familia lo entienden mejor así.

Me quedé perplejo ante sus palabras.

Todo mundo entiende las cruzadas – me dijo al ver mi expresión – pero muy pocos comprenden la verdad.

Si – asentí – yo mismo no estaría en esta isla si no estuviese atrapado en la ignorancia.
La mayoría de las personas está atrapada en esa barrera – declaro Conrad.

¿Qué quieres decir? – pregunté.

Ponemos barreras para protegernos de quienes creemos que somos; Luego un día, quedamos atrapados tras esas barreras y ya no podemos salir.

No imaginaba que alguien tan inteligente como tú también estuvieses atrapado amigo – le dije sorprendido.

Conrad soltó una carcajada.

Soy lo suficientemente inteligente para saber cuando estoy atrapado, y también para regresar aquí y aprender más de mí mismo.

Quedé entusiasmado con sus palabras, y se me ocurrió que él podría mostrarme la puerta de salida.
Y dime – le pregunte con el rostro iluminado - ¿podríamos atravesar el castillo juntos? Así no sería tan solitaria la cruzada.

Negó con la cabeza.

Ya lo intenté antes. Es verdad que mis acompañantes y yo no nos sentíamos solos ya que hablábamos constantemente, pero cuando uno habla, es imposible ver la puerta de salida de este castillo.
Quizá podríamos limitarnos a caminar juntos sin hablar – sugerí, no me apetecía mucho tener que caminar sólo por el lugar.

Conrad volvió a negar con la cabeza, esta vez con más fuerza.

No, también lo intenté – dijo mientras su mirada se perdía en el techo – aunque eso hizo que el vacío fuera menos doloroso, pero tampoco pude ver la puerta de salida.

Pero si no estaban hablando – protesté.

Permanecer en silencio es algo más que no hablar – dijo – descubrí que, cuando estaba con alguien, mostraba sólo mi mejor imagen, no dejaba caer mis barreras, de manera que ni yo ni la otra persona podíamos ver lo que yo intentaba esconder.

No lo capto – dije.

Lo comprenderás – replicó – cuando hayas permanecido aquí el tiempo suficiente. Uno debe estar solo para poder dejar caer su armadura.

Empecé a desesperarme.

¡No quiero quedarme aquí solo! – exclamé, golpeando el suelo con el pie, y dejándolo caer involuntariamente en el pie de mi amigo.

Conrad gritó de dolor y comenzó a dar de saltos agarrándose el pie.
¡Perdóname, no fue mi intención! – dije avergonzado. 

Mi amigo se acarició el pie con suavidad.

Oh, bueno no te preocupes no ha pasado nada – me dijo para reconfortarme un poco – comprendo que no quieras quedarte sólo en el castillo, yo tampoco lo deseaba las primeras veces que estuve aquí, pero ahora me doy cuenta de que lo que uno ha de hacer aquí, lo ha de hacer sólo – Dicho esto, se alejó cojeando al tiempo que decía- : Ahora debo irme.

Perplejo le pregunté:

¿A dónde vas?. La puerta está por acá – le dije mientras le señalé la puerta de la entrada.
Esa puerta es sólo de entrada. La puerta que lleva a la siguiente habitación está en la pared más lejana. La vi, por fin, cuando entraste – dijo mi amigo.

¿Qué quieres decir con que por fin la viste? ¿No recordabas dónde estaba de las otras veces que estuviste aquí? – pregunté sin comprender aún porque él seguía viniendo.

Uno nunca acaba de viajar por el sendero de la verdad. Cada vez que vengo, encuentro nuevas puertas – mi amigo se despidió de mi agitando la mano – Buena suerte mi querido amigo, espero verte de nuevo muy pronto.

Espera – le dije en tono de súplica (nunca me imaginé que yo podía adoptar ese tono).
Se detuvo y, girándose, me miro con compasión.
¿Sí, que sucede? – me preguntó. 

¿Hay algún consejo que me puedas dar antes de que te vayas?

Conrad lo pensó por unos momentos y luego me dijo:

Te conozco de muchos años y puedo decirte que esto, es un nuevo tipo de cruzada para ti, querido amigo: una cruzada que requiere más coraje y voluntad que todas las otras batallas que has librado antes. Si logras reunir las fuerzas necesarias, lo cual no dudo que conseguirás, y te quedas para hacer lo que tienes que hacer, te aseguro que será la mayor victoria que habrás obtenido hasta el día de hoy.
Dicho esto, dio vuelta y, estirando el brazo con ademán de abrir una puerta, desapareció por la pared, dejándome ahí con una mirada de incredulidad.

domingo, 21 de abril de 2019

Iniciando el camino



Aun cuando estaba cubierta por una neblina que no te permitía ver más allá de lo que alcanzas con tu mano extendida, se podía sentir en el ambiente algo “mágico”, el hambre, la sed y el calor que había experimentado hasta antes de llegar habían desaparecido.

Empecé a caminar despacio, me era difícil saber hacia dónde me dirigía por la espesura de la niebla así que opté por avanzar de frente casi arrastrando los pies, así, si llegaba a chocar con algo, el golpe no sería tan fuerte. Avancé cerca de 7 metros cuando mi pie golpeó con algo, me agaché para identificar lo que era y me encontré con el tronco hueco de un árbol que se encontraba enterrado en la arena, me senté en él y empecé a pensar de qué manera podría explorar la isla librando la espesa neblina.

En eso estaba cuando escuche el sonido de un tintineo que se iba acercando a mí, instintivamente saque de mi mochila la navaja y la sostuve firmemente en mi mano apuntando en dirección al sonido.
No necesitas eso Micael –se escuchó una voz femenina y aguda- no te haré ningún daño.
¿Quién eres? – pregunté sin bajar la navaja.

Mi nombre es Yui y soy una de las hadas que viven en la isla – contestó la vocecita.

¿Dijiste que eres un hada? – pregunte incrédulo – eso no existe más que en los cuentos y mitos.

Si crees que no existo porque soy un mito entonces, ¿cómo es que estas aquí?, si para tu mundo Ávalon también es un mito y un cuento – me respondió mi interlocutora.

Me quedé pensando un instante y caí en la cuenta de que tenía toda la razón, yo no podía haber iniciado la búsqueda de la isla si no creyera en mitos o leyendas, nuevamente mi lógica fue vencida por los hechos.

Lo siento, tienes toda la razón – le dije- ¿podrías por favor mostrarte para que pueda verte y que hablemos mejor? – le pregunté.

Bueno, has reconocido tu equivocación y has pedido las cosas por favor, has empezado bien, pero antes de mostrarme te pediré que de favor guardes tu arma ya que no la necesitaras aquí.

Tardé en reaccionar unos momentos pero enseguida guarde la navaja en la mochila, extendí las manos abriendo la palma hacia enfrente para dejarlas al descubierto – ya no tengo nada en las manos – y, diciendo esto, de entre la neblina apareció la sombra de una mujer pequeña con alas, en ese momento se me vino a la mente tinker bell o también conocida en mi país como “campanita” la amiga de Peter Pan; no estaba tan equivocado, en cuanto se acercó pude corroborar que si se parecían, sólo que, a diferencia de Tinker, Yui tenía el cabello largo y oscuro y ojos negros brillantes, portaba  un vestido blanco de una sola pieza con mangas separadas, tobilleras de color blanco y una flor azul en el cabello.

Se detuvo frente a mí y me sonrió como si de un familiar se tratase – “Bienvenido a Avalon, es un verdadero gusto que estés aquí, te esperábamos con ansias desde hace tiempo” – mis ojos se abrieron lo más que pudieron ante la incredulidad que sentí al escuchar esas palabras tan amistosas – gracias, para mi también es un placer estar aquí – fue lo único que se me ocurrió decirle cuando salí de mi asombro.

Espera – reparé en decir - ¿has dicho que me esperaban desde hacía tiempo?, además de que me llamaste por mi nombre hace unos momentos, pero, ¿es que sabes quién soy? – le pregunte.
Claro que sí, todos en la isla sabemos quién eres y el motivo de que estés aquí.

¿Y cómo es que saben eso?, si es la primera vez que vengo – pregunté sin salir de mi cada vez más creciente asombro.

Bueno – respondió la pequeña hada al instante dirigiendo la mirada hacia un lado - eso es algo que tú mismo descubrirás pero mientras eso sucede te pido que por favor me sigas, te llevare con Emrys que te espera.

¿Dijiste Emrys? ¿en serio existe? ¿y está aquí? ¿y podré conocerlo? – parecía yo una metralleta haciendo preguntas una tras otra y es que Emrys según la mitología Artúrica, es el nombre por el que los druidas conocían al mago Merlín.

Si, a todo lo que has preguntado, así que no hagamos esperar más al mago – me dijo Yui mientras comenzaba a moverse por el aire.

Mientras la pequeña hada avanzaba, como si de magia se tratase, la neblina se iba disipando y me permitía ver el camino aunque sólo me dejaba ver lo que estaba enfrente pero no podía ver lo que estaba a los lados. Después de varios minutos, llegamos a la entrada de lo que parecía ser el atrio de un castillo, al acercarme, me decepcione un poco ya que ante mi tenía un castillo pequeño y sin nada “mágico” como yo esperaba que fuese.

¿Esta es la casa de Emrys?, yo esperaba algo diferente – pensé en voz alta.

Este es el castillo del silencio – dijo una voz a mis espaldas – cuando aprendas a aceptar en lugar de esperar, tendrás menos decepciones.

Asustado me di la vuelta de forma violenta para ver quien había dicho eso, lo busqué con la mirada y al regresar la mirada de nuevo al frente lo vi, me estaba dirigiendo una sonrisa amistosa, era un hombre alto de piel clara, su cabello canoso le llegaba casi hasta la cintura, traía la barba y el bigote bastante crecidos pero muy bien cuidados, vestía una túnica de color rojo oscuro con acabados en dorado, junto con una vara grande que llegaba hasta el suelo a modo de báculo, al verlo, me hizo recordar al mago que aparecía en las películas de Harry Potter o a las tantas representaciones de magos que había visto en ilustraciones.

D..Disculpeme, no quise decir eso, lo hice sin pensar –le dije con mi cara llena de vergüenza- supongo que usted es Merlín o Emrys o no se como prefiera que le diga – me trababa al hablar y eso era raro en mi - es un gusto, digo más que gusto es todo un honor conocerlo, mi nombre es….

Micael Pendragon uno de los descendientes del antiguo rey de Camelot, lo sé, hacía tiempo esperaba tu visita –me interrumpió antes de que terminara de presentarme- y bueno en efecto yo soy Merlin o Emrys, como tu prefieras llamarme, y para mí también es un gusto conocerte, tenemos mucho camino por recorrer y debemos empezar cuanto antes.

No comprendo, ¿podría explicarme a que se refiere con eso de que me esperaban y que me conocen y lo del camino por recorrer? – pregunte como pude ya que aún me encontraba muy apenado por mis anteriores comentarios.

Te lo explicaré de manera breve porque es mejor que tú vayas descubriendo todo a detalle – me dijo y se sentó en una fuente que se encontraba en medio del atrio.

Ven siéntate para que te pueda explicar – me dijo señalando un lugar junto a el.
Muy bien - caminé hacia donde estaba y me senté en el lugar que señaló.

Bueno, para empezar debes saber que no estás aquí por casualidad, de hecho nada en el universo es por casualidad aunque así lo parezca. Ávalon, no se muestra a todas las personas, un porcentaje muy pequeño en el mundo han pisado esta isla.

Espera, ¿me estás diciendo que ya ha habido personas que han encontrado Ávalon? – le interrumpí.
Si en efecto así es – me dijo con una sonrisa.

Y ¿porque esas personas no han hecho nada por hacer público este lugar? – le dije un poco contrariado.

Porque conocen el peligro que representaría para Ávalon que su ubicación fuera dada a conocer.
¿Peligro? ¿Cuál peligro? -pregunté.

Los seres humanos en esta época han cambiado, su deseo por lo material y por el control, los ha hecho perder de vista lo que realmente vale la vida y todo aquello que existe en la naturaleza, con la llegada del hombre, la muerte y la destrucción llegan también, es por ello que es peligroso dar a conocer la existencia real de la isla y por eso es que solo se considera un mito.
Pero entonces ¿de que sirve que exista este maravilloso lugar si no puede darse a conocer a los demás las bondades y virtudes que puedes obtener y utilizarlo para cambiar la situación actual? – le interrumpí.

Para eso están aquellos que como tú, han podido pisar la isla, ustedes son a los que Ávalon les entrega toda esa sabiduría para que la transmitan a los demás seres humanos en su manera de ser, de tratarse mutuamente, etcétera , y generar ese cambio del que hablas – me respondió sin perder la paciencia a mis constantes interrupciones.

Por ello es que estás aquí – prosiguió – solo aquellos en los que aún existe en su corazón ese deseo real de cambio son a los que la isla se muestra y les permite entrar para ser sus mensajeros o como se les conoce aquí Malak (En el lenguaje Hebreo Malak significa mensajero).

¡Oh eso me parece genial!, pues empecemos de una vez – exclamé entusiasmado mientras me levantaba dando un brinco.

 Tranquilo saltamontes, todo lleva su tiempo y debemos hacer las cosas paso a paso o no resultaran bien –me dijo mientras se levantaba- el primer paso ya lo diste cuando llegaste a esta isla, ahora, debes pasar por 3 pruebas las cuales, al pasarlas, los senderos de Ávalon se abrirán ante ti para que recibas sus enseñanzas y las transmitas a las demás personas.

¿Pruebas?, ¿Senderos?, ¿Son muchos?, ¿Cuánto tiempo me llevara? – le dije entusiasmado.
Te pedí tranquilidad –me dijo sonriendo – y, respondiendo a tus preguntas te diré que sí, hay 3 pruebas iniciales, siempre en el universo debe haber un equilibrio, así como existe el nacimiento, así existe la muerte, así como existe el día, también existe la noche, todo ello existe para equilibrar las fuerzas, si no hubiese equilibrio, habría un gran caos, es por ello que Ávalon pide algo a cambio como pago para darte sus conocimientos, sus senderos son tantos como conocimientos en todo el universo, y poco a poco se van mostrando para que los recorras, es por eso que desde el momento que empiezas, durante toda tu vida seguirás encontrando y recorriendo nuevos senderos.

¿Pago? Pero no creo tener tantas cosas de valor como para cubrir el pago por lo que recibiré – dije en tono de duda.

Libera tus pensamientos de lo material, el pago que pide la isla es tu compromiso – dijo Emrys al ver mi duda.

¿Mi compromiso? – no comprendo a que te refieres.

Si, tu compromiso para seguir adelante siempre recorriendo estos senderos de hoy en adelante aun si te cuesta, aun si flaqueas, aun si dudas, aun si temes, aun si te critican o te señalan o se burlan de ti, aun si te rechazan,  aun si tu mente, tu cuerpo o tu espíritu quieren renunciar, debes comprometerte a tener la voluntad de seguir adelante siempre pase lo que pase, recorrer cada sendero dando el cien por ciento de ti, transmitir tus conocimientos y sobre todo realizar y seguir el juramento de los caballeros de la antigua orden.

Al pronunciar todas estas palabras, en mi estómago sentí un gran vacío, la duda comenzó a surgir, ¿sería capaz y digno de recibir tan maravillosos conocimientos y cumplir con lo que se me estaba pidiendo?¿era posible que yo cumpliera esas cosas que me sonaban imposibles?.... Merlin se dio cuenta de mi duda y de mis pensamientos, se acercó a mí, coloco sus manos en mis hombros y viéndome a los ojos me sonrió y me dijo “Lo imposible, solo cuesta un poco más”.

Soltó mis hombros, caminó lentamente hacia la entrada del castillo del silencio, se detuvo, volteo a verme y me dijo, ¿aceptas el reto?.

En cuanto terminó de pronunciar la palabra “reto”, mi corazón y mi mente se activaron como si hubieran accionado un interruptor, camine hacia el lugar donde estaba el mago y al llegar cerca de él, lo mire firmemente y le dije “acepto el reto”.  

Sonrió satisfecho, tomó mi mochila y la hizo desaparecer –a partir de ahora, esto se queda en tu barco y no regresarás a él dentro de algún tiempo.

Pero ¿y mis cosas? ¿y si las necesito para tomar fotos o alumbrarme o cosas así? – le pregunte un tanto incomodo - hoy empiezas un nuevo camino – respondió enseguida y con voz firme - y en ese camino lo primero que debes aprender cómo te lo dije antes es a desprenderte de lo material para que aprendas a darle valor a lo que en realidad lo tiene.

Está bien – dije aun inconforme – y bueno ¿que tendremos que hacer?.

Tendrás – me respondió de inmediato- esta prueba la tendrás que enfrentar tú solo, nosotros te estaremos esperando del otro lado.

¿Yo solito?, ¿Y si no sé qué debo hacer dentro, y si no puedo pasar la prueba? – pregunte un tanto asustado.

Descuida, todo saldrá bien y debes creer en ti mismo y que así será, ahora, no pierdas más el tiempo y entra, Yui y yo te estaremos esperando cuando salgas – me dijo mientras señalaba la entrada al castillo.

Caminé hasta la puerta, giré para despedirme pero él y la pequeña hada ya no se encontraban por ningún lado – bueno, al mal paso darle prisa – me dije para darme ánimos.

Di media vuelta, me dirigí hacia la entrada, empuje la puerta que se abrió rechinando, asome la cabeza, las rodillas me temblaban, quería regresarme en ese momento a mi barco y partir a casa, pero recordé mi promesa de comprometerme con el reto, reuní todas mis fuerzas y entré con todo el valor que poseía (que en ese momento no era más grande que una bolita de chaquira), la puerta se cerró detrás de mí en cuanto estuve dentro, ya no había marcha atrás, sólo me quedaba un camino, superar la prueba……



Nota: a continuación les pongo un dibujo de Emrys y Yui solo para que se den una idea de como son, disculparan pero no soy un gran dibujante y Yui me salio como uno de esos personajes de anime.

 






miércoles, 17 de abril de 2019

El comienzo del viaje


En un lugar lejano, apartada del mundo, se encuentra según las leyendas, una isla que no figura en los mapas, y de la cual no hay registros en nuestros días, su nombre… Ávalon.

Según cuenta la leyenda original, era una isla llena de manzanos silvestres, vides y cereales que crecían allí en lugar de las típicas plantas silvestres. Debido a esto, sus habitantes no tenían necesidad de trabajar el campo, viviendo una existencia idílica. 

El nombre 'Ávalon' en realidad está relacionado con la palabra proto-céltica "abal" cuyo significado es manzana. Asimismo, sus habitantes disfrutaban de unas vidas muy longevas. 

Después de que el rey Arturo fuera herido mortalmente en la batalla de Camlann, mientras luchaba contra Mordred, cuentan las leyendas que fue introducido en una embarcación que le llevó hasta la isla de Ávalon. Una vez allí, Arturo fue alimentado y curado hasta estar plenamente restablecido y, de hecho, seguiría todavía en Ávalon, vivo aún, de donde regresará algún día cuando Inglaterra tenga más necesidad de él.  

Me dispongo a aventurarme en esta cruzada y corroborar o desmentir la existencia de este mito, mi nombre, Micael Pendragon, un explorador en busca de conocimiento, con el propósito y la esperanza, si tengo suerte, de compartir con el mundo la antigua sabiduría que en algún momento se erigió en este mundo y que fue considerada como una época dorada en Europa y en la que las buenas costumbres y los valores más altos de la humanidad se alzaron (y que bien nos hace falta en estos tiempos).

Tomo mi mochila y empiezo a buscar sólo lo necesario; cuerda, linterna, fósforos, bolsa de dormir, un cambio de ropa completo, un mapa, brújula, navaja suiza, papel y pluma, cámara digital, baterías de repuesto en caso de que las que lleva la cámara no duren.

He salido de casa desde muy temprano, me he despedido de mi madre y mi hermana prometiéndoles traerles algunos recuerdos (claro, como si en una isla antigua hubiese tiendas de souvenirs), un sentimiento de emoción y de temor me invaden, por mi mente pasan muchas preguntas… ¿Sera verdad que existe o existió Avalon?, si existe, ¿en verdad es un lugar como el que las leyendas cuentan?, o ¿sólo encontrare una isla abandonada como muchas otras de las que hay?.

Con todo y mis cuestionamientos me armo de valor y emprendo mi viaje hacia las costas del Golfo de México, ya que según mi investigación, la isla que busco se encuentra en algún lugar no especificado de las islas británicas; con la suerte y el destino acompañándome, llegué por fin al puerto de Veracruz, recorrí el muelle en busca de la renta de una embarcación, y después de negociar con algunos capitanes por fin me hice de un pequeño barco visualmente similar al Southern Cross que posee el Club Nautico de Barcelona (omitiré los detalles técnicos y económicos para no abrumar al hipotético lector de estas memorias).

Pasaron 20 días y según mis cálculos mi viaje estaba por llegar a su final, que equivocado estaba, el barco llego a la región que yo había calculado como posible ubicación de las isla, pero por donde quiera que voltease lo único que veía era agua y más agua.

Transcurrieron 5 días posteriores a mi llegada, recorrí varios kilómetros a la redonda sin tener suerte, los suministros de alimento se terminaron 2 días atrás y la reserva de combustible sólo me alcanzaba para el viaje de regreso. 

Mis ánimos comenzaban a decaer, ¿este es el precio por mi necedad? – me cuestione - ¿debía seguir con mi cruzada o simplemente debía dar media vuelta y olvidarme del asunto?; no, no me daré por vencido tan rápido, si Ávalon existe yo la encontraré y compartiré su sabiduría con el mundo para traer de nuevo esos gloriosos días en que los Caballeros y el Rey Arturo vivieron – me dije a mi mismo dándome animos-.

Una vez que mis ganas fueron restablecidas me dispuse a cambiar la dirección del barco a cualquier punto que mi intuición apuntara, giré el timón hacia la izquierda y el barco cambió rápidamente su curso y, entonces, al estabilizarse la ruta, ante mi apareció envuelta en niebla una pequeña isla que se encontraba a no más de 10 kilómetros de distancia delante de mí.

Esto no puede ser – dije en voz alta mientras frotaba mis ojos ante la incredulidad de lo que veía - yo pase por ese lugar en varias ocasiones y no había nada. Mi corazón se aceleró por la emoción, pensé que me daría un paro cardiaco ahí mismo, lo que él ya sabía mi cerebro aún no lo procesaba…. Ávalon es real, no era un mito, y estaba delante de mí.

Regresando mis emociones y aumentadas a niveles indescriptibles, fijé el curso hacia la isla y aceleré a toda la velocidad que el barco poseía (en ese momento no reparé en la reserva de combustible que tenía para regresar), ya sólo me importaba llegar al lugar antes de que volviera a desaparecer, mi regreso, lo dejaría en manos del destino.

Minutos más tarde, el casco del barco tocaba la parte menos profunda de la orilla, apagué el motor, solté el ancla, tome mi mochila y di un brinco aterrizando por fin en la playa de Avalon al más puro estilo de Cristóbal Colón, mi viaje no había llegado a su fin como había pensado antes, el viaje estaba a punto de comenzar…..