Abandonado a mi suerte, me adentre en el castillo, sentí
miedo, por un momento me arrepentí de no haber traído mi navaja conmigo, pero
recordé que Yui me había dicho que no la necesitaría así que trate de calmarme
y confiar en su palabra (y me costó bastante tomar esa decisión ya que no
acostumbro a confiar en nadie, pero como Emrys dijo.. “este es un nuevo
camino”, así que empezar a confiar en los demás era parte de lo que incluía
iniciar esta cruzada).
Mire alrededor, lo único que alcance a ver fue el fuego que
ardía en una enorme chimenea de piedra que se encontraba en uno de los muros y
tres alfombras en el suelo, caminé hacia la chimenea y me senté en la alfombra
que se encontraba más cerca del fuego.
No tarde mucho en darme cuenta de dos cosas, la primera, que
no había alguna otra puerta que condujera a alguna otra habitación o fuera del
castillo más que la puerta por donde había entrado, y lo segundo (que me incomodó bastante al
principio), había un extraordinario y aterrador silencio, es más, ni siquiera
el fuego chasqueaba. Este castillo si que hace honor a su nombre – pensé.
Aunque la mayor parte de mi vida he buscado mantenerme
alejado de los demás y estar sólo con mi propia compañía, nunca me había
sentido tan sólo como lo estaba experimentado en esos momentos.
En eso estaba sumergido en mis pensamientos cuando de
repente, a mis espaldas, el sonido de una voz familiar hizo que me
sobresaltara.
Hola Micael – dijo la voz.
Me di la vuelta y me sorprendí al ver a mi mejor amigo Conrad
(un amigo que conocí en una de mis etapas de adiestramiento en las artes de
caballería que, aunque no vivimos ya en esos tiempos pero se fueron
trasmitiendo entre generaciones para que no desaparecieran).
Conrad – dije con voz entrecortada – ni siquiera me percate
de tu presencia ¿Qué haces en este lugar?
Lo mismo que tú mi querido amigo: buscando la puerta de
salida – me respondió.
Miré a mi alrededor nuevamente.
No veo ninguna otra puerta que la de entrada, supongo que
podríamos salir por ahí – dije señalando la puerta por la que había entrado.
Si regresas por esa puerta no podrás avanzar a lo que sigue
y, nadie puede ver la siguiente puerta hasta que comprende – dijo Conrad – cuando
comprendas lo que hay en esta habitación, podrás ver la puerta que conduce a la
siguiente y así seguir avanzando.
Definitivamente espero comprenderlo para seguir adelante –
dije- aunque me sorprende verte aquí. Había escuchado que estabas en otra cruzada.
Eso es lo que les digo a todos siempre que viajo por el
sendero de la verdad – me explicó Conrad – mis conocidos y familia lo entienden
mejor así.
Me quedé perplejo ante sus palabras.
Todo mundo entiende las cruzadas – me dijo al ver mi expresión
– pero muy pocos comprenden la verdad.
Si – asentí – yo mismo no estaría en esta isla si no
estuviese atrapado en la ignorancia.
La mayoría de las personas está atrapada en esa barrera –
declaro Conrad.
¿Qué quieres decir? – pregunté.
Ponemos barreras para protegernos de quienes creemos que
somos; Luego un día, quedamos atrapados tras esas barreras y ya no podemos
salir.
No imaginaba que alguien tan inteligente como tú también
estuvieses atrapado amigo – le dije sorprendido.
Conrad soltó una carcajada.
Soy lo suficientemente inteligente para saber cuando estoy
atrapado, y también para regresar aquí y aprender más de mí mismo.
Quedé entusiasmado con sus palabras, y se me ocurrió que él
podría mostrarme la puerta de salida.
Y dime – le pregunte con el rostro iluminado - ¿podríamos
atravesar el castillo juntos? Así no sería tan solitaria la cruzada.
Negó con la cabeza.
Ya lo intenté antes. Es verdad que mis acompañantes y yo no
nos sentíamos solos ya que hablábamos constantemente, pero cuando uno habla, es
imposible ver la puerta de salida de este castillo.
Quizá podríamos limitarnos a caminar juntos sin hablar –
sugerí, no me apetecía mucho tener que caminar sólo por el lugar.
Conrad volvió a negar con la cabeza, esta vez con más
fuerza.
No, también lo intenté – dijo mientras su mirada se perdía
en el techo – aunque eso hizo que el vacío fuera menos doloroso, pero tampoco
pude ver la puerta de salida.
Pero si no estaban hablando – protesté.
Permanecer en silencio es algo más que no hablar – dijo – descubrí
que, cuando estaba con alguien, mostraba sólo mi mejor imagen, no dejaba caer
mis barreras, de manera que ni yo ni la otra persona podíamos ver lo que yo
intentaba esconder.
No lo capto – dije.
Lo comprenderás – replicó – cuando hayas permanecido aquí el
tiempo suficiente. Uno debe estar solo para poder dejar caer su armadura.
Empecé a desesperarme.
¡No quiero quedarme aquí solo! – exclamé, golpeando el suelo
con el pie, y dejándolo caer involuntariamente en el pie de mi amigo.
Conrad gritó de dolor y comenzó a dar de saltos agarrándose
el pie.
¡Perdóname, no fue mi intención! – dije avergonzado.
Mi amigo se acarició el pie con suavidad.
Oh, bueno no te preocupes no ha pasado nada – me dijo para
reconfortarme un poco – comprendo que no quieras quedarte sólo en el castillo,
yo tampoco lo deseaba las primeras veces que estuve aquí, pero ahora me doy
cuenta de que lo que uno ha de hacer aquí, lo ha de hacer sólo – Dicho esto, se
alejó cojeando al tiempo que decía- : Ahora debo irme.
Perplejo le pregunté:
¿A dónde vas?. La puerta está por acá – le dije mientras le
señalé la puerta de la entrada.
Esa puerta es sólo de entrada. La puerta que lleva a la
siguiente habitación está en la pared más lejana. La vi, por fin, cuando entraste
– dijo mi amigo.
¿Qué quieres decir con que por fin la viste? ¿No recordabas
dónde estaba de las otras veces que estuviste aquí? – pregunté sin comprender
aún porque él seguía viniendo.
Uno nunca acaba de viajar por el sendero de la verdad. Cada
vez que vengo, encuentro nuevas puertas – mi amigo se despidió de mi agitando
la mano – Buena suerte mi querido amigo, espero verte de nuevo muy pronto.
Espera – le dije en tono de súplica (nunca me imaginé que yo
podía adoptar ese tono).
Se detuvo y, girándose, me miro con compasión.
¿Sí, que sucede? – me preguntó.
¿Hay algún consejo que me puedas dar antes de que te vayas?
Conrad lo pensó por unos momentos y luego me dijo:
Te conozco de muchos años y puedo decirte que esto, es un
nuevo tipo de cruzada para ti, querido amigo: una cruzada que requiere más
coraje y voluntad que todas las otras batallas que has librado antes. Si logras
reunir las fuerzas necesarias, lo cual no dudo que conseguirás, y te quedas
para hacer lo que tienes que hacer, te aseguro que será la mayor victoria que
habrás obtenido hasta el día de hoy.
Dicho esto, dio vuelta y, estirando el brazo con ademán de
abrir una puerta, desapareció por la pared, dejándome ahí con una mirada de
incredulidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario