Avalon

Avalon

lunes, 6 de mayo de 2019

Primera puerta, el encuentro con un amigo


Abandonado a mi suerte, me adentre en el castillo, sentí miedo, por un momento me arrepentí de no haber traído mi navaja conmigo, pero recordé que Yui me había dicho que no la necesitaría así que trate de calmarme y confiar en su palabra (y me costó bastante tomar esa decisión ya que no acostumbro a confiar en nadie, pero como Emrys dijo.. “este es un nuevo camino”, así que empezar a confiar en los demás era parte de lo que incluía iniciar esta cruzada).

Mire alrededor, lo único que alcance a ver fue el fuego que ardía en una enorme chimenea de piedra que se encontraba en uno de los muros y tres alfombras en el suelo, caminé hacia la chimenea y me senté en la alfombra que se encontraba más cerca del fuego.

No tarde mucho en darme cuenta de dos cosas, la primera, que no había alguna otra puerta que condujera a alguna otra habitación o fuera del castillo más que la puerta por donde había entrado,  y lo segundo (que me incomodó bastante al principio), había un extraordinario y aterrador silencio, es más, ni siquiera el fuego chasqueaba. Este castillo si que hace honor a su nombre – pensé.
Aunque la mayor parte de mi vida he buscado mantenerme alejado de los demás y estar sólo con mi propia compañía, nunca me había sentido tan sólo como lo estaba experimentado en esos momentos.
En eso estaba sumergido en mis pensamientos cuando de repente, a mis espaldas, el sonido de una voz familiar hizo que me sobresaltara.

Hola Micael – dijo la voz.

Me di la vuelta y me sorprendí al ver a mi mejor amigo Conrad (un amigo que conocí en una de mis etapas de adiestramiento en las artes de caballería que, aunque no vivimos ya en esos tiempos pero se fueron trasmitiendo entre generaciones para que no desaparecieran).

Conrad – dije con voz entrecortada – ni siquiera me percate de tu presencia ¿Qué haces en este lugar?
Lo mismo que tú mi querido amigo: buscando la puerta de salida – me respondió.

Miré a mi alrededor nuevamente.

No veo ninguna otra puerta que la de entrada, supongo que podríamos salir por ahí – dije señalando la puerta por la que había entrado.

Si regresas por esa puerta no podrás avanzar a lo que sigue y, nadie puede ver la siguiente puerta hasta que comprende – dijo Conrad – cuando comprendas lo que hay en esta habitación, podrás ver la puerta que conduce a la siguiente y así seguir avanzando.

Definitivamente espero comprenderlo para seguir adelante – dije- aunque me sorprende verte aquí. Había escuchado que estabas en otra cruzada.

Eso es lo que les digo a todos siempre que viajo por el sendero de la verdad – me explicó Conrad – mis conocidos y familia lo entienden mejor así.

Me quedé perplejo ante sus palabras.

Todo mundo entiende las cruzadas – me dijo al ver mi expresión – pero muy pocos comprenden la verdad.

Si – asentí – yo mismo no estaría en esta isla si no estuviese atrapado en la ignorancia.
La mayoría de las personas está atrapada en esa barrera – declaro Conrad.

¿Qué quieres decir? – pregunté.

Ponemos barreras para protegernos de quienes creemos que somos; Luego un día, quedamos atrapados tras esas barreras y ya no podemos salir.

No imaginaba que alguien tan inteligente como tú también estuvieses atrapado amigo – le dije sorprendido.

Conrad soltó una carcajada.

Soy lo suficientemente inteligente para saber cuando estoy atrapado, y también para regresar aquí y aprender más de mí mismo.

Quedé entusiasmado con sus palabras, y se me ocurrió que él podría mostrarme la puerta de salida.
Y dime – le pregunte con el rostro iluminado - ¿podríamos atravesar el castillo juntos? Así no sería tan solitaria la cruzada.

Negó con la cabeza.

Ya lo intenté antes. Es verdad que mis acompañantes y yo no nos sentíamos solos ya que hablábamos constantemente, pero cuando uno habla, es imposible ver la puerta de salida de este castillo.
Quizá podríamos limitarnos a caminar juntos sin hablar – sugerí, no me apetecía mucho tener que caminar sólo por el lugar.

Conrad volvió a negar con la cabeza, esta vez con más fuerza.

No, también lo intenté – dijo mientras su mirada se perdía en el techo – aunque eso hizo que el vacío fuera menos doloroso, pero tampoco pude ver la puerta de salida.

Pero si no estaban hablando – protesté.

Permanecer en silencio es algo más que no hablar – dijo – descubrí que, cuando estaba con alguien, mostraba sólo mi mejor imagen, no dejaba caer mis barreras, de manera que ni yo ni la otra persona podíamos ver lo que yo intentaba esconder.

No lo capto – dije.

Lo comprenderás – replicó – cuando hayas permanecido aquí el tiempo suficiente. Uno debe estar solo para poder dejar caer su armadura.

Empecé a desesperarme.

¡No quiero quedarme aquí solo! – exclamé, golpeando el suelo con el pie, y dejándolo caer involuntariamente en el pie de mi amigo.

Conrad gritó de dolor y comenzó a dar de saltos agarrándose el pie.
¡Perdóname, no fue mi intención! – dije avergonzado. 

Mi amigo se acarició el pie con suavidad.

Oh, bueno no te preocupes no ha pasado nada – me dijo para reconfortarme un poco – comprendo que no quieras quedarte sólo en el castillo, yo tampoco lo deseaba las primeras veces que estuve aquí, pero ahora me doy cuenta de que lo que uno ha de hacer aquí, lo ha de hacer sólo – Dicho esto, se alejó cojeando al tiempo que decía- : Ahora debo irme.

Perplejo le pregunté:

¿A dónde vas?. La puerta está por acá – le dije mientras le señalé la puerta de la entrada.
Esa puerta es sólo de entrada. La puerta que lleva a la siguiente habitación está en la pared más lejana. La vi, por fin, cuando entraste – dijo mi amigo.

¿Qué quieres decir con que por fin la viste? ¿No recordabas dónde estaba de las otras veces que estuviste aquí? – pregunté sin comprender aún porque él seguía viniendo.

Uno nunca acaba de viajar por el sendero de la verdad. Cada vez que vengo, encuentro nuevas puertas – mi amigo se despidió de mi agitando la mano – Buena suerte mi querido amigo, espero verte de nuevo muy pronto.

Espera – le dije en tono de súplica (nunca me imaginé que yo podía adoptar ese tono).
Se detuvo y, girándose, me miro con compasión.
¿Sí, que sucede? – me preguntó. 

¿Hay algún consejo que me puedas dar antes de que te vayas?

Conrad lo pensó por unos momentos y luego me dijo:

Te conozco de muchos años y puedo decirte que esto, es un nuevo tipo de cruzada para ti, querido amigo: una cruzada que requiere más coraje y voluntad que todas las otras batallas que has librado antes. Si logras reunir las fuerzas necesarias, lo cual no dudo que conseguirás, y te quedas para hacer lo que tienes que hacer, te aseguro que será la mayor victoria que habrás obtenido hasta el día de hoy.
Dicho esto, dio vuelta y, estirando el brazo con ademán de abrir una puerta, desapareció por la pared, dejándome ahí con una mirada de incredulidad.